El CCl4, es un químico de muy alta afectación para el ozono, en tanto
aportaba hasta el 11% de los elementos que dañaban la capa, en las
primeras fases de detección del peligro a comienzos de los años 80´. El
CCl4 era empleado en extinguidotes, matafuegos y para productos
tintoreros de limpieza en seco, y el Protocolo de Montreal de 1987, lo
prohibió.
Desde esa fecha ninguno de los países firmantes del protocolo ha
informado de emisiones ni de vuelta al uso de un compuesto que tiene
varios sustitutos de similar e incluso inferior costo actualmente.
Sin embargo uno de los últimos informes de la NASA sobre contenidos
gaseosos en la atmósfera planetaria ha reconocido “grandes e inesperadas
cantidades” del gas clorado, del que se habían reportado emisiones “0”
entre 2007 y 2012.
“No se supone en absoluto que deberíamos estar en presencia de lo que
observamos. Estamos atendiendo la existencia, ya sea de fugas
industriales no identificadas, de emisiones importantes en sitios
contaminados o de fuentes desconocidas de CCl4”, ha advertido Qin Liang,
uno de los científicos del estudio realizado en el centro Goddard de
Estados Unidos.
El científico dijo que también existen otras dos posibilidades
básicamente: la no comprensión aún de los procesos físicos que sigue el
gas CCl4, o que el compuesto que es destruido por la radiación solar, lo
esté haciendo a niveles muy por debajo de las proyecciones matemáticas
realizadas, debido a causas del proceso aún indeterminadas.
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