Donde está nuestro Lórax ¿?
Hace apenas un par de noches tuve
la gran oportunidad de ver la película “Dr. Seuss' El Lórax: En busca de la
trúfula perdida”, la cual en su sinopsis
menciona a este habitante del bosque que trata de impedir que un individuo
destruya el medio ambiente por beneficios económicos propios.
Al término de la
película me pregunté acerca de cómo estaría el mundo en la actualidad si cada
uno de nosotros o para no ser tan ambiciosos, por lo menos el 50% de la
humanidad tuviera su propio Lórax interno. En mi opinión, s alvaríamos lo que
nos queda de los recursos naturales, extenderíamos la vida de muchos animales
en peligro de extinción, no someteríamos más el clima a sus avanzados y drásticos
cambios, en cuanto la salud humana, la mejoría fuera notoria ya que la muchas
de las enfermedades que nos atacan en la actualidad provienen del deterioro al
medio ambiente y de lo que le estamos haciendo a los alimentos que consumimos
para acelerar su producción y poder cubrir el aumento descontrolado de la población,
lo cual es otra causa del daño ambiental.
Que es difícil ¿?
Si, lo es. Tener nuestro propio Lórax nos exigiría un cambio de vida rotundo y
no es tan fácil como escribirlo en un blog. Primero tendríamos que cambiar
nuestras propias costumbres, el consumismo que nos impone la sociedad y
preocuparnos sinceramente por los cambios que muchas veces ni percibimos y que
se están dando a nuestro alrededor (contaminación de aire, agua y suelo), menos árboles, menos recursos no renovables, en
fin, un sin número de tareas propias por hacer para luego tratar de sacar el Lórax
que todos llevamos dentro. Lo llevamos ¿?
Sí, es natural que por el instinto de sobrevivencia queramos que todo lo que nos
rodea este bien, aunque el sistema en el que hemos crecido nos imponga un –bienestar-
relativo a lo que se nos ofrece.
Volviendo a la película,
el chico que por amor a una joven hizo que toda la comunidad se interesara otra
vez por la belleza natural y los beneficios que aporta un árbol real, no conoció
al Lórax, lo que también quiere decir que si no empezamos a cuidar al medio
ambiente por un interés innato, hagámoslo por algo o alguien en particular que queramos
impresionar. Al final de todo no importa el porqué, solo importa que se haga.
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